viernes, 13 de abril de 2012

LA CATEDRAL
LA MEZQUITA

Visitar Córdoba es adentrarte en la historia que ha forjado este país, en ella encuentras restos romanos, visigodos, musulmanes y quizás el que más interés suscita en su contemplación por infinidad de personas, sea la Catedral y mezquita Aljama. Declarada Patrimonio de la Humanidad es uno de los edificios más antiguos en uso de Europa. Su edificación se desarrolló a lo largo de once siglos, del siglo VIII hasta el XIX en que se realizan las últimas reformas. Esta circunstancia hace que se sucedan los diferentes estilos artísticos y soluciones arquitectónicas, hay una fusión o mestizaje, alcanzando un equilibrio que los sucesivos artistas han sabido imprimirle al conjunto y a cada una de las partes.
La Aljama destacaba por su grandiosidad. En las ciudades islámicas tiene categoría de Aljama la mezquita de mayor tamaño y es en ella donde se pronuncia la Kutba coránica, el sermón de los viernes al medio día.
Las mezquitas musulmanas son todas iguales en esencia, se componen de un patio con galerías en tres de sus lados y de un recinto techado. Aunque abierto al patio, del que forma parte principal el muro llamado quibla, en que se sitúa el mihrab, especie de capilla hacía la que los fieles dirigen sus rezos.
Todas las mezquitas del mundo están orientadas hacia la sagrada Meca, esta sin embargo en lugar de mirar hacia el este mira hacia el sur. Construida por tramos rectangulares, fue el emir Abd-al-Rahmán I el que mandó edificar el primer tramo, para ello se adquirió la basílica visigoda de San Vicente por la desorbitada cantidad de 100.000 dinares.
Posteriormente en 1236, tras la conquista cristiana, el Obispo de Osma, cumpliendo órdenes de Fernando III, procedió a la consagración de la Aljama, dándole por nombre el de la Iglesia de Santa María Madre de Dios. Más tarde se construyó una primera capilla Mayor, que se consagró como catedral y más recientemente se levantó, en medio de la edificación musulmana la construcción catedralicia que se observa hoy. El conjunto tiene una armonía sorprendente.



Entrada bellamente decorada.

LA TORRE

Impresionante torre.

Abd- al-Rahmán III en 951 mandó construir el alminar, su base cuadrada, su hermosa factura se convirtió en modelo de campanarios cristianos y de otros alminares magrebíes e hispanos, como el de la Mezquita de Sevilla. Dicho alminar se encuentra ahora embutido en la imponente torre catedralicia que Hernán Ruiz el viejo comenzó en 1593 y cuya obra se terminó en el tercer cuarto de siglo XVII. De esquema manierista, el campanario alberga doce campanas, entre la que sobresale la llamada gorda.



La torre domina la ciudad.


 EL PATIO DE LOS NARANJOS


Imagen del patio.


La construcción sigue un esquema clásico, según el cual se dividía en dos zonas el patio  (shan) y la sala de oración (haram). Existían además en los alrededores diversos lavatorios (mida´a), destinados a la ablución menor antes de entrar al oratorio. El patio llamado así por la abundancia de naranjos, es amplio y majestuoso. Cuenta con una retícula de atarjeas que llevan el agua al pie de cada árbol, además de con dos fuentes, la del Cinamomo, llamada así por un árbol que existió en sus alrededores y el Caño del Olivo. El patio también sufrió diversas ampliaciones, la última de ellas con Almanzor.



Naranjos en flor perfuman la Catedral.

LA BELLEZA INTERIOR



Bellas vidrieras en el interior.



Nada más pasar a su interior por la puerta de los Deanes, es donde te das cuenta de la grandiosidad del edificio, donde se comprueba de forma inmediata lo que es un modelo de arte sobre arte, donde se funden conceptos arquitectónicos, los más diversos materiales, para así lograr una obra con una construcción incomparable. Un mar inabarcable de columnas se ofrece a la vista del visitante, en incomprensible equilibrio se suceden las arquerías dobles, triples, lobuladas, lisas, decoradas en rojo y el blanco de las dovelas. Pilares entrelazados entre sí por arcos de herradura de inspiración hispano visigoda, dobles, en los que alternan dovelas bermejas de ladrillo con otras de piedra, fórmula que ya habían empleado los romanos. Sobre estos arcos se montan otros tantos de medio punto, lo que confiere al espacio además de una singular belleza, altura y visibilidad y la sensación armoniosa de un campo de palmeras extendiéndose en la lejanía. Hay diferentes materiales procedentes de construcciones romanas y visigodas, aprovechados hábilmente. El número total de columnas era en su totalidad de 1013, que se quedaron reducidas a las 856 actuales.
Hay diferentes capillas adosadas al muro, la de San Eulogio, la de San Esteban, la de San Ambrosio y la de la Concepción de Salizanes es una de las mejores del templo, ejecutada en 1682 por el arquitecto Melchor de Aguirre, el obispo Alonso de Medina y Salizanes, de la orden Franciscana, bajo cuyos oficios se realizó la obra, pretendió dejar patente su fe concepcionista, en aquellos momentos motivo de grandes controversias.
La estructura de la primera catedral es visible y se construyó siguiendo las directrices del obispo Iñigo Manríquez.


Colorido y belleza arquitectónica.



Bóvedas impresionantes.


LA CATEDRAL CRISTIANA



Retablo espectacular.

La historia cuenta que al tomar posesión de su cargo en 1516 el obispo Alonso Manrique, se sintió decepcionado al descubrir que la catedral era un templo mahometano, grande y con una simple nave gótica. Conocedor de las monumentales catedrales góticas de Bruselas y de Amberes por haber vivido allí, no podía soportar ante sus ojos la ridiculez Cordobesa. En su mente estaba la idea de levantar en honor a Dios un templo adecuado e importante que representara el triunfo de la Iglesia sobre sus enemigos. Qué mejor manera de plasmar esos anhelos que ejecutando la obra dentro de la propia edificación islámica. Para ello tuvo que enfrentarse al Cabildo y al pueblo de Córdoba contrarios mayoritariamente a aquel atentado, con las altas instancias religiosas, con los poderes institucionales, con la Corte. Años duros que dieron sus frutos, por fin llegó la aprobación del Emperador Carlos V. Seguidamente se dieron inicio a las obras en 1523, bajo la dirección de Hernán Ruiz I, también llamado el viejo. Dos siglos se prolongaron las obras, por descabellado que parezca es más que posible que de no haber realizado estas, no hubiese pervivido la Mezquita. Un edificio cerrado y con la decadencia que se había adueñado de la ciudad, no es difícil imaginar cuanto tiempo se hubiera mantenido en pie.




Belleza interior inigualable.


La Catedral cristiana por sí sola es fascinante e impresionante, hay que verla con detenimiento, apreciando el milagro artístico de su composición, en la capilla Mayor destaca el fastuoso retablo diseñado por el jesuita Matías Alonso, arquitecto y escultor. Ejemplo del final del manierismo y del comienzo del barroco. El retablo es imponente arquitectónicamente, su material es el mármol rojo traído de  las canteras de Cabra, consta de banco, cuerpo y ático, este último resuelto de manera sublime.
No lo duden en visitar una de las maravillas arquitectónicas del mundo, deténganse y disfruten de las luces y de la penumbra que hábilmente envuelven el recinto, sus decoraciones, filigranas, soluciones técnicas de cada época, su serenidad, uno de los más bellos legados edificados para honrar a Dios.






Órgano espectacular.



Las palmeras se elevan al cielo Cordobes.

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